Agencia Central de Inteligencia o CIA

La Agencia Central de Inteligencia o CIA (por sus siglas en inglés de: Central Intelligence Agency) es, junto con la Agencia de Seguridad Nacional, la agencia gubernamental de Estados Unidos encargada de la recopilación, análisis y uso de inteligencia, mediante el espionaje en el exterior, ya sea a gobiernos, corporaciones o individuos que puedan afectar la seguridad nacional del país. Su sede central está ubicada en Langley, Virginia.

 

La agencia lleva a cabo operaciones encubiertas y acciones militares y ejerce influencia política exterior a través de su oficina operativa, la División de Actividades Especiales. En 1999, la CIA creó la entidad de capital riesgo In-Q-Tel para ayudar a financiar y desarrollar tecnologías de interés para la agencia, tales como aviones de reconocimiento y satélites espía.

 

Hasta diciembre de 2004, la CIA ha sido la organización de inteligencia central para el gobierno de los Estados Unidos. La ley de Reforma de Inteligencia y Prevención del Terrorismo de 2004 creó la oficina del Director de Inteligencia Nacional (DNI), que se hizo a cargo de parte del gobierno y la comunidad de inteligencia (CI), es decir, se hizo cargo de funciones que anteriormente habían sido propias de la CIA.

 

Periodistas y medios de todo el mundo han formulado acusaciones sobre Estados Unidos y, en concreto, sobre la CIA por violar las Convenciones de Ginebra, ya que presuntamente recurriría a la tortura para recabar información. En enero de 2013 se anunció que el presidente de EEUU, Barack Obama, nombrará director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a su actual asesor de Contraterrorismo, John Brennan.

 

Historia

 

Antecedentes

 

La Office of Strategic Services (OSS) y la Oficina de Inteligencia Naval (ONI), una madre y la otra hermana de la CIA, establecen relaciones con los dirigentes de la Mafia italiana e inicia una labor de reclutamiento en los bajos fondos de Nueva York y Chicago para que sus miembros, entre los que se cuentan Lucky Luciano, Meyer Lansky, Joe Adonis, Sam Giancana, Santo Trafficante y Frank Costello, ayuden a estas agencias a contactar con los capos de la Mafia siciliana que se encontraban exiliados por orden de Benito Mussolini.

 

Encarcelado en Nueva York, Lucky Luciano es indultado por los servicios prestados durante la guerra y es deportado a Italia, donde comienza a construir un imperio basado en la heroína; en un principio mediante la diversión de suministros procedentes del mercado legal y, más tarde, crean una serie de conexiones con traficantes libaneses y turcos para que le proporcionen morfina base para sus laboratorios sicilianos.

 

Al tiempo, la OSS y la ONI colaboraron estrechamente con el hampa china, que domina la producción de opio, morfina y heroína, ayudando a la creación del tercer punto en el comercio de la heroína en la posguerra: el Triángulo Dorado, una región formada por las zonas fronterizas de Tailandia, Birmania, Laos y la provincia china de Yunan. La heroína que la OSS trafica crecía allá, y era refinada en Shanghái.

 

Origen

 

La CIA fue creada el 18 de septiembre de 1947 por el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, en reemplazo de la Office of Strategic Services (OSS, Oficina de Servicios Estratégicos) de la Segunda Guerra Mundial. Esta nueva agencia adoptaría muchos procedimientos y agentes de su antecesora, creada durante la guerra para ejecutar misiones de espionaje y apoyo a la resistencia tras las líneas alemanas. En 1949, la CIA recibió poderes para investigar expedientes administrativos y fiscales, sin necesidad de autorización judicial.

 

La filosofía de la organización consiste en dotar al Presidente de un segundo punto de vista, elaborado por civiles, frente al aportado por los militares de la Agencia de Seguridad Nacional.

 

Por la gran cantidad de ex alumnos de Yale entre sus empleados, recibió el nombre en código de «Campus». Incluso el sistema de almacenamiento de datos fue el mismo que el de la Biblioteca de Yale.

 

Época de mayor auge

 

Durante la mayor parte de su existencia, la agencia estuvo abocada a la Guerra Fría, en la cual sus mayores contrincantes fueron la KGB soviética y la Stasi de Alemania Oriental. Llegó a contar con un gran entramado de agentes, era reconocida como la mejor pagadora y disponía de grandes incineradoras capaces de quemar toneladas de papel al día con información innecesaria. Sin embargo, no todas sus acciones fueron de espionaje. La agencia estuvo detrás de múltiples tareas de entrenamiento de insurgentes y desestabilización de gobiernos contrarios a las políticas de la Casa Blanca.

 

Entre los fiascos se cuentan la invasión de Bahía de Cochinos. Los éxitos mayores no los sabemos, porque la operación más exitosa es aquella que cumple sus objetivos sin que la agencia haya sido identificada como la autora. Sin embargo, sí se reconoce por haber aportado información estratégica de gran utilidad durante la Guerra Fría como las advertencias de que la Guerra de Vietnam no podía ser ganada únicamente con la potencia de fuego o, también, la cuantificación del potencial nuclear real soviético.

 

Problemas de adaptación

 

Con la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, la agencia perdió gran parte de su razón de ser, por lo que su número de agentes se vio reducido drásticamente. Durante los años 1990, cometió errores graves, como la utilización de mapas anticuados de Belgrado que llevó al bombardeo de la Embajada de China al considerarla un centro gubernamental.

 

Pese a seguir afirmando que el reclutamiento de agentes no es un tema prioritario, la CIA inició durante los años 1990 una oficina de colaboración con la industria cinematográfica, según cuenta David L. Robb en su libro Operación Hollywood, con el objetivo de cambiar la imagen negativa de la Agencia y de la actuación de sus agentes y, al mismo tiempo, conseguir más candidatos; a cambio, la organización ofrecía sus instalaciones para filmar, personal como extras del reparto, banderas y sellos oficiales. Así, películas como Juego de patriotas con Harrison Ford muestran localizaciones reales de la Agencia.

 

Controversias

 

Guerra de Irak

 

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, la agencia enfocó sus esfuerzos hacia la lucha contra el terrorismo internacional. En el 2004, se denunció su supuesta connivencia al proporcionar inteligencia dudosa sobre armas de destrucción masiva en Irak para justificar el inicio en marzo de 2003 de una invasión a ese país. Meses más tarde, los inspectores designados no encontraron pruebas de que existieran las pretendidas armas de destrucción masiva. Incluso, después de la invasión, el grupo de investigación en Irak llegó a la conclusión de que Irak había terminado sus programas para desarrollar dichas armas, en 1991 y no había ninguna en el momento de la invasión, pero que tenían la intención de reanudar la producción siempre y cuando se levantaran las sanciones.

 

Asimismo, su éxito en la lucha contra el terrorismo está en entredicho. A mediados de los años 2000, sus propios agentes confirmaban, según el New York Times, que les resultaba casi imposible aportar información estratégica y que eran consultados mayoritariamente para cuestiones tácticas (como la resistencia de determinado puente o el estado de tal o cual carretera).

 

Cárceles ilegales

 

En 2006, organizaciones de derechos humanos (como Amnistía Internacional) acusaron a la CIA de utilizar aeropuertos europeos para transportar presos ilegalmente y de tener múltiples cárceles secretas por toda Europa, donde tenían detenidas a diversas personas que estarían siendo torturadas. En la misma línea, esta organización ha denunciado la tolerancia o colaboración táctica de varios gobiernos como Hungría, España y Suecia.

 

Un informe del Parlamento Europeo confirmó en 2006 que la CIA ha sido «directamente responsable del rapto, el traslado, el secuestro y la detención de sospechosos de terrorismo» en Europa.

 

En ese mismo año, tras la revelación del presidente George W. Bush de que efectivamente existían centros secretos de detención de la CIA para sospechosos de terrorismo, los eurodiputados solicitaron que se aclarase la posible implicación de gobiernos de la Unión Europea (UE) en la detención y traslado ilegal de prisioneros por parte de la CIA, así como si existían prisiones de este tipo en territorio comunitario.

 

Finalmente, en 2007, Dick Marty, el senador suizo que investigaba desde el Consejo de Europa las actividades ilegales de la CIA tras los atentados del 11-S, emitió un segundo informe sobre el tema, en el que se daba por probado que Polonia y Rumanía habían albergado centros ilegales de detención de la agencia estadounidense de inteligencia entre 2003 y 2005, donde presuntos terroristas islámicos fueron sometidos a técnicas de interrogatorio «equivalentes a torturas».

 

En febrero de 2009, el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, nombró al economista Leon Panetta como Director en funciones de la Agencia y en 2011 designó como nuevo Director al general David Petraeus.