Guerra Ruso-Turca de 1787–1792

La guerra ruso-turca de 1787–1792 se debió al intento frustrado del Imperio otomano por reconquistar territorios cedidos a Rusia en el curso de la anterior guerra ruso-turca (1768-1774).

 

En 1786 Catalina II de Rusia hizo su entrada triunfal en la Crimea anexionada en compañía de su aliado, el emperador José II de Habsburgo del Sacro Imperio Romano Germánico. Estos acontecimientos, junto con la fricción causada por mutuas acusaciones de infracción del Tratado de Küçük Kaynarca, que había terminado la anterior guerra, inflamaron a la opinión pública de Constantinopla; los embajadores británico y francés, por su parte, también dieron su apoyo incondicional a los partidarios de la guerra.

 

La guerra se declaró en 1788, pero los preparativos de Turquía fueron inadecuados y el momento mal elegido, con Austria aliada a Rusia, hecho conocido por los turcos sólo cuando ya era demasiado tarde. Los turcos consiguieron que los austriacos se retiraran de Mehadia y conquistaron el Banato (1789); pero en Moldavia el mariscal de campo Rumyantsev tomó Iaşi y Khotin. Tras un largo sitio invernal Ochakiv cayó ante el Príncipe Potemkin, y todos sus habitantes fueron masacrados. Esta noticia afectó tanto al sultán Abdul Hamid I que le causó la muerte.

 

Los generales turcos eran incompetentes, y el ejército levantisco; las expediciones de auxilio a Bender y Akerman fracasaron, Belgrado fue tomada por el General Laudon de Austria, la fortaleza inexpugnable de Izmail fue conquistada por Suvórov mediante el uso de ataques sorpresa de infantería y artillería combinadas, Ushakov destruyó la flota otomana en Fidonisi, Tendra, el estrecho de Kerch y el cabo Caliacria, y la caída de Anapa ante Iván Gudóvich completó la serie de desastres turcos.

 

El nuevo y joven sultán Selim III deseaba ardientemente restaurar el prestigio de su país con una victoria antes de hacer la paz, pero el estado de sus tropas frustró sus esperanzas. Prusia, que había firmado un tratado ofensivo con Turquía el 31 de enero de 1790, no le prestó ninguna ayuda.

 

Por el Tratado de Iași, firmado con Rusia el 9 de enero de 1792, el Imperio Otomano reconoció la anexión rusa del Janato de Crimea (efectuada en 1783) y cedió Yedisán (Khadsibey y Ochakiv) a Rusia, pasando el Dniéster a ser la frontera europea entre ambos países. La frontera asiática (el río Kubán) permaneció intacta.