Batalla de Kiev

La Batalla de Kiev fue un enorme cerco de tropas en la capital ucraniana durante la Segunda Guerra Mundial; hoy por hoy es mencionado como la mayor batalla de embolsamiento de la Historia. Comenzó a mediados de agosto y finalizó el 26 de septiembre de 1941, como parte de la Operación Barbarroja. En la historia militar soviética es conocida como Operación de Defensa de Kiev (Киевскаяоборонительнаяоперация), 7 de julio — 26 de septiembre de 1941.

 

Precedentes

 

Tras el éxito inicial de la Operación Barbarroja, la Wehrmacht alemana proyectó un avance masivo hacia Moscú, capital de la URSS y principal centro administrativo y de comunicaciones del país, considerando que las graves derrotas del Ejército Rojo en Bielorrusia habían causado un serio daño a las estructuras militares soviéticas, siendo inviable para la Stavka planificar rápidamente una defensa eficaz de la Rusia central y de las regiones cercanas a Moscú.

 

Para esa fecha la moral de combate de la Wehrmacht se había elevado muchísimo como resultado de los triunfos obtenidos en la Batalla de Smolensk y en la Bolsa de Uman, donde grandes masas de tropas del Ejército Rojo habían sido destruidas o apresadas. Por el contrario, esta situación causaba una mayor presión política contra los altos jefes militares soviéticos, que estaban urgidos de éxitos bélicos en tanto Stalin nuevamente amenazaba con condenas a muerte o a prisión en el Gulag por casos de «cobardía o traición», es decir, si se repetían los fracasos defensivos.

 

No obstante, el OKH alemán tuvo noticias de la concentración masiva de tropas soviéticas en las regiones septentrionales de Ucrania, donde Stalin había creado a fines de julio el Frente del Suroeste dirigido por el mariscal SemiónBudionni dotados de cuerpos de artillería, tanques e infantería en gran número, llegando a sumar cerca de 600.000 soldados, con base central en la ciudad de Kiev. No obstante, Budionni aún despreciaba las doctrinas militares de «guerra en profundidad» preconizadas por el ajusticiado mariscal (y rival de Budionni) Mijaíl Tujachevski.

 

De hecho, Budionni mantuvo la táctica ortodoxa que aprobaba Stalin: dispersó sus tanques entre la infantería como «fuerza de apoyo» y ordenó que las fuerzas de caballería (no motorizada) se mantuvieran como fuerzas principales de ataque, rehusando disponer de camiones para el transporte de tropas al considerar que pedir esos vehículos a la Stavka sería una señal «derrotista y de retirada«, en tanto Budionni había proyectado una «defensa estática» si era atacado por los alemanes.

 

El Grupo de Ejércitos Centro de la Wehrmacht, dirigido por el general Fedor von Bock, estaba dirigiendo su esfuerzo bélico principal hacia Moscú, pero Hitler consideró que los 600.000 soldados soviéticos acantonados en Kiev eran una amenaza lo bastante seria para que se los eliminase en el menor tiempo posible. Esto sería tarea del Grupo de Ejércitos Sur mandado por el general Gerd von Rundstedt, pero se consideró en el OKH que Rundstedt no podría dedicar todas sus fuerzas a esta tarea, por lo cual requería ayuda del Grupo de Ejércitos Centro.

 

La batalla

 

El por entonces general GeorguiZhúkov advirtió a Iósif Stalin que si se planificaba una «defensa estática» como la proyectada por Budionni, las fuerzas del Ejército Rojo debían abandonar la ciudad de Kiev en el menor tiempo posible para evitar ser rodeado. Ello disgustó a Stalin, que acababa de prometer al primer ministro británicoWinston Churchill que la Unión Soviética «nunca dejaría al enemigo Moscú, Leningrado o Kiev», por lo que destituyó a Zhúkov del cargo de jefe del estado mayor.

 

Las fuerzas móviles de Gerd von Rundstedt que venían de triunfar en Uman, avanzaron hacia el sur de Kiev desde mediados de agosto y atacaron la guarnición desde el 23 de agosto, teniendo a su disposición el 17.º Ejército dirigido por el general Carl-Heinrich von Stülpnagel y el 6.º Ejército mandado por el general Walther von Reichenau, desplegando un enorme bombardeo artillero contra la ciudad, contando además con el apoyo aéreo de la Luftflotte 2 de la Luftwaffe que había sido adscrita a sus fuerzas. La destrucción de gran parte de los aparatos de la VVS soviética en las primeras semanas de lucha implicó que la mayor parte del frente ucraniano del Ejército Rojo careciera de cobertura aérea suficiente, hecho aprovechado plenamente por los alemanes.

 

Para esa fecha Kiev ya era una ciudad muy poblada, considerada la tercera en tamaño de la URSS, superada sólo por Moscú y Leningrado, además de contar con una importante industria; pese al avance alemán, Stalin rehusó planes para una evacuación masiva de las industrias de Kiev al considerar ello como «derrotismo» e insistió en que Budionni adoptase las tácticas más idóneas para la defensa de la ciudad.

 

El 1.º Grupo Panzer, dirigido por Ewald von Kleist, se dirigió al norte desde el frente central tomando al mando soviético por sorpresa, pues no se esperaba que la estrategia alemana implicase lanzar un cerco contra una cantidad tan elevada de fuerzas soviéticas; de acuerdo con el plazo de Hitler, el 4.º Grupo Panzer del general Heinz Guderian («prestado» por el Grupo de Ejércitos Centro) se lanzó desde el norte contra Kiev, enlazando con el 1º Grupo Panzer desde el 1 de setiembre. Las fuerzas soviéticas, obligadas a una defensa estática, fueron rebasadas una vez más por las tácticas de la blitzkrieg alemana, que con sus columnas de tanques aniquiló las defensas de Kiev. Los tanques soviéticos, dispersos en regimientos de infantería, fueron prontamente destruidos por sus pares alemanes, mientras que la caballería no motorizada de Budionni (reconvertida en infantería ligera) lanzaba vanos contraataques sin apoyo artillero ni aéreo, que tan sólo retrasaban pero no detenían a las vanguardias alemanas.

 

Entonces Stalin cambió de opinión en cuanto al pedido de Zhúkov para abandonar Kiev, pero ya era tarde para ejecutar una retirada ordenada de sus tropas, en tanto hacia el 5 de septiembre los alemanes ya habían obtenido la supremacía total en cuanto a artillería y aviación, teniendo como única tarea pendiente la aniquilación de los soviéticos cercados; la táctica de Budionni no sólo hacía inviable repeler el ataque alemán sino que exponía al Frente del Suroeste a una segura destrucción. La decisión de Stalin se limitó a ordenar que Budionni fuese relevado de su mando el 13 de septiembre, pero sin designar a un sucesor suyo al frente de las tropas de Kiev.

 

El 17 de septiembre de 1941 se cerraba el cerco alemán sobre la ciudad y el 19 las tropas alemanas comenzaban a entrar en Kiev trabando un feroz combate urbano con los soviéticos atrapados allí. Los intentos para romper el asedio fueron vanos, pereciendo en ellos el general Mijaíl Kirponós que ante la salida de Budionni había asumido en la práctica el mando sobre el Frente del Suroeste y había ordenado la voladura final de los puentes de Kiev sobre el Dniéper para hacer más lento el avance germano. Los soldados del Ejército Rojo y sus jefes comprendieron prontamente que no tendrían opciones de escapar del cerco, pero siguieron combatiendo tenazmente dentro de Kiev y en sus alrededores, para causar el mayor daño a los alemanes o, al menos, para abrir una ligera vía de escape.

 

La resistencia soviética en el «cerco de Kiev» duró hasta el 26 de septiembre, sorprendiendo el derroche de valor y de vidas de las divisiones soviéticas. Finalmente, los escasos defensores de las ruinas de Kiev, sin municiones ni esperanzas de refuerzo, y sin vías de escape, capitularon. Los jefes del OKH alemán afirmaron haber capturado 665 000 prisioneros y enormes cantidades de armamento, aunque no es posible discriminar si en los prisioneros incluyeron también a civiles que intentaron huir del cerco. Tan solo 15 000 soldados del Ejército Rojo pudieron huir de Kiev y volver a sus líneas.

 

Adolf Hitler la llamó «la batalla más grande de la historia universal».El jefe del Estado Mayor Franz Halder, lo llamó el error estratégico más grande de la campaña del este. Como Heinz Guderian, pensaba que todas las estrategias deberían haberse concentrado en Moscú y que la victoria en Kiev significaba perder un valioso tiempo.

 

Conclusión del cerco

 

Tras la finalización del cerco, los soldados soviéticos lucharon hasta quedar casi sin municiones, haciendo una feroz resistencia a las tropas alemanas que sufrieron también cuantiosas bajas; por primera vez desde el inicio de las acciones ofensivas el soldado alemán encontró a un oponente resuelto y valeroso.

 

Prácticamente la totalidad del Frente Suroeste del Ejército Rojo fue rodeado por los alemanes, que cifran en 665.000 las tropas capturadas. Sin embargo, la velocidad del ataque encontró a la Luftwaffe lejos de sus bases, lo que permitió a algunos soviéticos escapar del cerco, días después de cerrarse la tenaza alemana. Antes que se cerrase el cerco, fueron evacuados por orden de Stalin el MariscalSemiónBudionni, MariscalSemiónTimoshenko y el comisario políticoNikitaJrushchov.

 

El desastre de Kiev, sin embargo, resultó un batacazo para el Ejército Rojo, superior incluso a la tragedia de Minsk en junio-junio del mismo año. El 1 de septiembre el Frente Suroeste contaba con 752-760.000 hombres (850.000 incluyendo reservas y órganos de retaguardia), 3.923 cañones y morteros, 114 tanques y 167 aviones de combate. En el cerco quedaron 452.700 hombres, 2.642 cañones y morteros y 64 tanques, de los cuales escasamente 15.000 escaparon, llegando a las filas soviéticas hacia el 2 de octubre.

 

En conjunto, el Frente Suroeste sufrió 700.544 bajas, incluyendo 616.304 muertos, capturados, o perdidos a lo largo del mes de combates, entre los fallecidos se incluía al Coronel GeneralMijaíl Kirponós, el Comandante en Jefe. Como resultado, cuatro ejércitos de campo soviéticos (5º, 37º, 26º y 21º), que contaban con 43 divisiones, cesaron virtualmente de existir. Tal y como había ocurrido con el Frente Oeste, hubo de ser creado de nuevo desde la nada. Solo 2.000 de los prisioneros rusos sobrevivieron al cautiverio.