El Gran Juego

El Gran Juego es el término utilizado para describir la rivalidad entre el Imperio ruso y el Reino Unido, en su lucha por el control de Asia Central y el Cáucaso, durante el siglo XIX.

 

El término fue acuñado por Arthur Conolly, agente del Servicio de inteligencia británico y popularizado por el escritor Rudyard Kipling, en su novela Kim, publicada en 1901.

 

Esta rivalidad entre Rusia y Reino Unido fue denominada por los rusos como «El Torneo de las Sombras». Hoy en día esta acepción junto con la de “agujero negro” (popularizada por Brzezinski para explicar el orden postsoviético) son utilizadas por los especialistas internacionales para analizar la actuación de las grandes potencias en las regiones mencionadas.

 

Sólo cuando todo el mundo muera acabará el Gran Juego.

Rudyard Kipling

 

Origen

 

A comienzos del siglo XIX nada hacía presagiar un enfrentamiento entre el Imperio británico y el Imperio ruso, en tanto que sus respectivos territorios y zonas de influencia no entraban en conflicto. Sin embargo, la consolidación de la presencia británica en el subcontinente indio, así como la expansión rusa hacia el sur en Asia Central, propiciaron el encuentro, cuyo epicentro fue Afganistán.

 

Desarrollo

 

Desde la perspectiva británica, el avance ruso en Asia Central amenazaba con tomar la «Joya de la Corona» del Imperio Británico, la India. Las sucesivas conquistas rusas de los kanatos centroasiáticos hicieron pensar a los británicos que los rusos se proponían conquistar la India utilizando Afganistán como base. Para evitarlo, en 1838 declararon la que sería la primera guerra anglo-afgana, para colocar un gobierno títere en Afganistán. Dicho régimen resultó frágil, e insostenible sin el apoyo militar británico. Hacia 1842, las fuerzas británicas desplazadas a Afganistán tuvieron que retirarse debido al continuo hostigamiento al que los sometía la población civil afgana. Durante la retirada, toda la fuerza expedicionaria fue aniquilada, salvo el Dr. William Brydon, al que se le permitió regresar a la India, precisamente para comunicar la noticia de la completa destrucción de la fuerza expedicionaria británica en Afganistán.

 

Debido a esta humillación, los británicos tuvieron que contener sus apetencias respecto a Afganistán, limitándose a considerarlo como un Estado tapón. Mientras tanto, los rusos continuaban su expansión, y hacia 1868 ya llegaban a la margen septentrional del río Amu Daria. En 1878 enviaron una misión diplomática a Kabul, lo que provocó que los británicos forzasen a Sher Ali, gobernante de Afganistán, a recibir a otra misión diplomática británica, que fue rechazada, hecho que provocó la Segunda Guerra Anglo-afgana.

 

Esta segunda guerra resultó casi igual de desastrosa que la primera para los británicos, que fueron expulsados de Kabul en 1881, dejando a Abdur Rahman Khan en el trono, el cual se las arregló para controlar las revueltas.

 

La expansión rusa provocó otra crisis (el incidente de Panjdeh) cuando las tropas rusas tomaron bajo su control el oasis de Merv en 1884, lo que provocó su enfrentamiento con las tropas afganas. Cuando el choque entre rusos y británicos parecía inevitable, éstos últimos decidieron ceder el oasis a los rusos por ser su apropiación un hecho consumado. Dicho trato se produjo sin intervención afgana de ningún tipo, y en él se preveía que los rusos devolverían los territorios más lejanos que habían conquistado, pero se quedarían con Panjdeh. También se acordó el establecimiento de una frontera afgana a lo largo del Amu Daria, que suponía la pérdida de mucho territorio, especialmente alrededor de Panjdeh. Ello no evitó al Reino Unido conflictos en la zona durante todo el siglo XIX.